Aunque Francisco de Goya fue un artista tremendamente prolífico, al parecer, sólo pintó una docena de naturalezas muertas en la última etapa de su vida. En la pintura que presentamos hoy, consigue capturar la belleza física del pez mientras que, a la vez, se identifica con gran fuerza con la muerte del animal.
Los peces aparecen apilados en un montículo cubierto de hierba junto a una playa, que Goya sugiere hábilmente por la espuma de una ola que rompe en diagonal desde la parte inferior derecha a la parte superior izquierda. La escena está iluminada por la luz de la luna que brilla en los cuerpos húmedos y escamosos y se refleja en los penetrantes ojos.
Goya parte de la tradicional representación de animales muertos, con lo que impregna sus bodegones de un gran patetismo. Se podrían trazar paralelismos entre las representaciones de animales de Goya y su tratamiento de los cadáveres en la fascinante serie de grabados Los desastres de la guerra, en la que condena en gran medida los horrores de la contienda.
P. D. Francisco de Goya fue uno de los artistas españoles más influyentes. Profundiza sobre la vida y el arte de Goya. Si quieres saber todavía más, echa un vistazo a los artículos que puedes encontrar a continuación.
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