El juicio de Paris by Peter Paul Rubens - c. 1639 - 199 x 381 cm Museo del Prado El juicio de Paris by Peter Paul Rubens - c. 1639 - 199 x 381 cm Museo del Prado

El juicio de Paris

óleo sobre lienzo • 199 x 381 cm
  • Peter Paul Rubens - Junio 28, 1577 - Mayo 30, 1640 Peter Paul Rubens c. 1639

Un día como hoy, en 1577, nació Pedro Pablo Rubens, el artista que dió forma al barroco europeo. Fue famoso (y todavía lo es) por sus mujeres rubenescas y hoy presentamos una composición con ellas presentes : )

Rubens pintó varias composiciones de esta conocida escena mitológica. Ésta le permitía mostrar su ideal de belleza femenina además de reflexionar sobre las consecuencias del amor y la pasión. Tan sólo como recordatorio: el Juicio de Paris es un relato de la mitología griega y uno de los acontecimientos que condujo a la Guerra de Troya. Comienza con la boda de Tetis y Peleo, donde Eris, la diosa de la Discordia, desafió a las diosas más bellas a que se dispustaran una manzana de oro que había arrojado entre los invitados. Juno, Minerva y Venus comenzaron a discutir; Júpiter decidió entregar la manzana a Mercurio y dejar que Paris ejerciera de juez en esta disputa. Este juicio es narrado por el poeta romano Ovidio (en su libro Heroidas, XVI, 65-88). Paris elegiría a Venus como vencedora; a cambio, la diosa le entregó a Helena de Troya (quien ya estaba casada), lo que provocaría la guerra de Troya.

Pintada en 1638 ó 1639, esta versión se encuentra actualmente en El Prado y fue completada poco antes de su muerte, cuando estuvo enfermo de gota. Fue un encargo del cardenal-infante Fernando de Austria, hermano del rey Felipe IV de España, que la consideró una de las mejores obras de Rubens, pero tuvo cierto reparo a causa de la desnudez de las tres mujeres. A la muerte de Fernando, la pintura se trasladó a la colección real española. En 1788, Carlos III de España decidió que era impúdica y ordenó que la quemaran, pero murió antes que la orden fuera ejecutada (¡por suerte!).

Nos vemos mañana : )

P.D. Si quieres saber qué aspecto deberíamos tener ¡pregúntaselo a las Tres Gracias!