Durante las primeras décadas del siglo XX, comenzaron a aparecer gradualmente en el paisaje rural eslovaco edificios industriales de distintos tipos. Aún era algo raro en aquella época, pero empezaron a dominar visualmente el medio. Zolo Palugyay reflejó fielmente la paradoja de las dos civilizaciones coexistentes, la arcaica y la moderna, al situar un tema popular, poético y simbólico propio del modernismo eslovaco (una muchacha con un cántaro) ante un fondo de chimeneas de fábricas. El sereno perfil de la muchacha sentada, una especie de ser blanco surgido de los cuentos de hadas, contrasta con las curvas de las chimeneas de las fábricas, que arrojan humo blanco. La escena está enmarcada por la tradicional silueta de los montes Tatra. Así, se produce un singular contraste: una simbólica virgen acosada por el humo de las fábricas.
Presentamos esta obra como parte de nuestra colaboración con Europeana, la plataforma del patrimonio cultural europeo. Su proyecto Europe at Work (Europa en el trabajo) nos muestra la historia de Europa a través de las vidas de los trabajadores del pasado y del presente.
P. D. Lee aquí sobre cómo las construcciones industriales inspiraron a los artistas, con el ejemplo del Ford River Rouge Complex.