Un rostro horrorizado, la boca entreabierta y los ojos abiertos de par en par. El pánico se transformó en pintura: la agitación es evidente incluso en el modo en que se aplicaron los pigmentos. En algunas zonas, Schiele utilizó un pincel y, en otras, la punta de los dedos. Con la punta del mango del pincel, rascó la "cicatriz" de la frente. El hombro desnudo está dirigido directamente hacia el espectador, parece que lo hubieran empujado desde el borde inferior del cuadro. La cabeza y el pelo aparecen cortados por el borde superior derecho. La sensación de sentirse empujado hacia un rincón es un sentimiento humano universal.
Presentamos la obra maestra de hoy gracias al Museo Leopold de Viena, que alberga la mayor colección de obras de Schiele.
P. D. Echa un vistazo a nuestro divertido artículo sobre las 10 veces que Egon Schiele fue un maestro en el dominio los gestos hip-hop con las manos. :-D