Tren en la nieve

Claude Monet pinto Tren en la nieve en 1875. Aunque su trabajo no se mostró en ninguna exhibición Impresionista, revela la atracción de Monet por la convergencia entre naturaleza y tecnología, una característica de la época moderna que intrigó a la mayoría de los artistas del círculo. Para Monet, la velocidad y el humo expulsado a la atmósfera del tren tenían unas cualidades de constante cambio visual que inspiraban sus observaciones artísticas. Esta escena se pintó en la estación de tren de Argenteuil, directamente en frente de la casa de Monet. Tren en la nieve de Monet es un poco diferente de sus otras obras, al combinar elementos de color para crear una imagen sólida. El trabajo representa un tren que llega a una estación nevada. Al contrario que el Impresionismo, la obra representa claramente un evento y un lugar. La verdadera quietud del momento se ha capturado a la perfección, las pinceladas cortas dan textura a los postes de la valla de madera y al humo del tren. El escenario de un día invernal también ha capturado este sentido de tranquilidad. La ausencia del sol da a la obra una configuración intemporal, como si pudiese ocurrir en cualquier momento del día. La mezcla de los distintos grises y azules claros da la sensación de que hay más colores en el cielo de los que se verían normalmente. Hacia el punto de fuga se puede ver una pequeña luz brillante, quizás de una linterna o farola que señala la llegada o salida del tren. Finalmente, al revés que muchos de sus contemporáneos, Monet pintaba vanguardia. A sus colegas de profesión les disgustaban las ideas de la industrialización y los artilugios de la vida moderna, pero aquí el trabajo de Monet no vuelve la vista hacia escenas pastorales que representan tiempos mejores sino que expone que la vida de ahora es un momento mejor y más interesante para vivir, entre las nuevas invenciones del hombres.