A fines de la década de 1880, Paul Serusier trabajó con un grupo de artistas en la provincia francesa de Bretaña, hogar de los antiguos celtas. Los artistas querían capturar el paisaje accidentado de Bretaña y las sencillas costumbres y rituales celtas. Experimentaron con el color, la forma y la línea para sugerir sentimientos o ideas. A diferencia de los impresionistas, no estaban interesados en la vida moderna, sino en los valores espirituales eternos que asociaban con esta remota área de Francia.
Cuento celta
óleo sobre lienzo • 110.8 x 101 cm
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Paul Serusier