Homenaje a Cézanne

Esta pintura resuena como un manifiesto. Maurice Denis ha reunido a un grupo de amigos, artistas y críticos en la tienda del comerciante de arte Ambroise Vollard, para celebrar a Paul Cézanne, quien está representado por el bodegón en el caballete. Esta pintura, Frutero, copa y manzanas, había pertenecido a Paul Gauguin, quien también se encuentra entre los tutelares ejemplares a los que Denis está rindiendo homenaje. Efectivamente, una pintura de Gauguin y otra de Renoir se pueden percibir en el fondo. Odilon Redon también tiene un lugar de honor: se le ve en el primer plano en el extremo izquierdo y la mayoría de las figuras lo están mirando. Él está escuchando a Paul Sérusier que está parado frente a él. De izquierda a derecha podemos reconocer a Edouard Vuillard, al crítico André Mellerio con sombrero de copa, a Vollard detrás del caballete, a Maurice Denis, a Paul Ranson, a Ker-Xavier Roussel, a Pierre Bonnard fumando una pipa y por último a Marthe Denis, la joven esposa del pintor. Parte de la generación Nabi está reunida aquí en esta composición, que se deriva del homenaje ofrecido por Fantin-Latour en varias pinturas, especialmente en Un estudio en Les Batignolles, que se encuentra en el Museo de Orsay. Cuando Maurice Denis expuso su trabajo en París y Bruselas en 1901, algunas  reacciones fueron hostiles. En su diario, el artista se refirió a ella como "esa pintura que todavía hace reír al público". Su amigo, el escritor André Gide, inmediatamente se ofreció a comprarla. No se separó de ella hasta 1928, cuando se la entregó al Museo de Luxemburgo.