Un buen desayuno by James Goodwyn Clonney - 1852 - 43.2 x 35.6 cm Colección privada Un buen desayuno by James Goodwyn Clonney - 1852 - 43.2 x 35.6 cm Colección privada

Un buen desayuno

óleo sobre lienzo • 43.2 x 35.6 cm
  • James Goodwyn Clonney - 1812 - 1863 James Goodwyn Clonney 1852

Un buen desayuno por James Goodwyn Clonney es un buen ejemplo de la pintura de género o costumbrista americana. Este estilo pictórico fue popular a mediados de 1800 y generalmente representa escenas domésticas de gente común en Estados Unidos. El costumbrismo se desarrolló debido al deseo de la población de verse reflejada en el arte en lugar de los retratos nobiliarios o paisajes románticos que había popularizado la Escuela del Río Hudson. Había un anhelo de reflejar la familia y vida hogareña en el arte.

James Goodwyn Clonney nació en Liverpool, Inglaterra, pero se trasladó a América a una edad temprana. Asistió a la escuela de arte y se estableció como un hábil miniaturista. Posteriormente, se casó con una norteamericana y se convirtió en ciudadano naturalizado. Las obras costumbristas eran pequeñas pinturas que se colgaban normalmente en la sala o recibidor. Sus temas incluían escenas domésticas, paisajes y escenas campesinas con a veces trasfondos divertidos.

La escena doméstica presentada en Un buen desayuno muestra una habitación típica de una familia de aquella época. Vemos un rifle en la pared, probablemente empleado para la caza del conejo que se encuentra a su lado. Una pequeña pintura cuelga de la pared, posiblemente de una persona querida, quizás el padre o marido de la familia. Vemos un niño de cara rolliza y sonriente sujetando una cuchara en el aire, anticipando con deleite el almuerzo de la pila de tortitas con sirope que se encuentran delante de él. La escala del cuerpo y la cabeza del muchacho parece bastante grande en comparación con la de su ligera y pequeña madre, sorprendida en un momento de alegría doméstica mientras sirve a su hijo. El niño es el foco dominante de la pintura, como si el artista estuviera señalando cómo llena la habitación con su presencia; se trata de una muestra desenfadada de un joven mimado y bien alimentado que es claramente el centro de la vida familiar.

Esta pintura nos permite dar una ojeada a una escena doméstica y simple de la vida americana del siglo XIX en la que todavía se puede ver reflejada mucha gente hoy en día.

- Heidi Werber