Los artistas y coleccionistas del siglo XVIII tenían en alta estima los bocetos al óleo, creyendo que revelaban las ideas iniciales de los pintores y su toque físico en cada pieza. Esta pintura terminada encarna esa estética emergente. El boceto de Fragonard presenta pinceladas vigorosas de espesor variable, capturando la luz del sol mientras ilumina la gorra de la mujer, el rostro empolvado, las flores, el vestido y el perro desaliñado en el centro del lienzo. Esta obra no es un retrato sino una escena de género, que sugiere una narrativa que se extiende más allá del marco, insinuada por una carta acompañada de un ramo. El sencillo tema de las cartas de amor había sido popular en el siglo anterior entre Johannes Vermeer y sus contemporáneos.




La carta de amor
Óleo sobre lienzo • 83.2 x 67 cm