Paul Lemoyne

Ingres fue uno de los más grandes pintores de retratos de la historia. Como muchos de los grandes artistas de retratos, Gainsborough y Sargent incluidos, él eventualmente vino a quejarse acerca de las demandas de las pinturas de retrato. En el caso de Ingres creando similitudes fue una siempre-presente y necesaria distracción de las pinturas históricas (de gran escala), mitológicas, y religiosas, la cuales dirigieron su ambición como pintor. El estudiante de Ingres, Robert Balze, describió su trabajo de rutina, ejecutando los dibujos de sus retratos, en el que cada uno requería 4 horas, como “1 hora y media en la mañana, 2 y media en la tarde; él muy raras veces lo retocaba al siguiente día. Usualmente me decía que obtuvo la esencia del retrato mientras almorzaba con la modelo quien, con la guarda abajo, se volvió más natural.” Ingres dibujó sus dibujos de retrato en papel de pergamino, del cual proveía una superficie suave muy diferente de aquellas superficies acanaladas de papel (las cuales, sin embargo, a veces referidas hoy como “papeles Ingres”).