Johannes Vermeer
La cortina atada en el primer plano crea la impresión de que el espectador está mirando una escena intensamente privada y personal. También hay un elemento que hace una ilusión óptica como lo hacían las pinturas holandesas, que a menudo estaban adornadas con pequeñas cortinas para conservarlas. La disposición de cortinas pintadas se puede ver en otras obras holandesas de la época. Las diagonales en el piso a cuadros crean la impresión de profundidad y tridimensionalidad.
El hecho de que es una carta de amor lo que la mujer ha recibido queda claro, porque lleva un laúd (específicamente, un cittern, que es un miembro de la familia del laúd/guitarra). El laúd era un símbolo de amor, a menudo amor carnal; luit (literalmente 'laúd' en holandés) también era un término de jerga para hacer referencia a la vagina. Esta idea se ve reforzada por las zapatillas en la parte inferior de la imagen. La zapatilla removida era otro símbolo de sexo. El cepillo del piso parece representar la domesticidad, y su colocación al costado de la pintura puede sugerir que las preocupaciones domésticas han sido olvidadas o dejadas de lado.
Los colores azul y dorado son importantes en la composición de la pintura. El dorado en el vestido de la mujer, también en la parte superior de la chimenea y en muchos de los objetos que complementan con azul a el piso, como el vestido de la criada, los marcos de los cuadros, etc. Una influencia clásica es también evidente por las columnas jónicas de la chimenea. Las dos pinturas en la pared también son significativas. La pintura inferior es de un mar tempestuoso, una metáfora clara del amor tormentoso. Sobre ella hay una pintura de paisaje de un viajero en un camino arenoso. Esto puede referirse a la ausencia del hombre que le ha escrito a la dama.
¡Feliz sábado!